¿Cómo el entorno influye en tus hábitos y comportamientos?
Parte V | Hábitos Atómicos: Cambios pequeños, resultados extraordinarios
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🧐 Los hábitos y tu entorno
Tu entorno puede influir significativamente en tus comportamientos y hábitos. A menudo, somos influenciados por factores que están presentes en nuestro entorno sin siquiera darnos cuenta.
Por ejemplo, cuando estás en una iglesia o en una sala de cine, es probable que bajes tu voz automáticamente. Esto es porque el ambiente moldea nuestro comportamiento y nuestras acciones.
Otro aspecto importante en el cambio de comportamiento es «El Poder de la Vista». De los casi once millones de receptores en el cuerpo, la vista utiliza el 90% de ellos. Por lo tanto, las pistas visuales son los mayores instigadores de la acción.
Por ejemplo, en el supermercado, es más probable que compres artículos a la altura de los ojos que los de la parte inferior del estante. Estos tipos de elecciones no se deben al pensamiento o la motivación, sino porque son más convenientes.
En tu propia vida, tus hábitos se centran en lo que ves y lo que parece conveniente. Para formar y mantener buenos hábitos, asegúrate de que existan las pistas visuales correctas en tu entorno. Te conviertes en el arquitecto de tu comportamiento cuando diseñas tu entorno para apoyar pistas obvias.
Una forma de organizar tu entorno para el éxito es aprender el contexto que está incorporado en una señal. Los objetos en sí mismos no son suficientes como señales. Tu relación con el objeto, el contexto por el cual entiendes el objeto, es lo que desencadena un cambio de comportamiento.
Al principio, todas las señales serán específicas, pero con el tiempo, el comportamiento asociado se vinculará al contexto general de la señal.
Por ejemplo, quizás tomas una cerveza cuando sales a comer con amigos. Con el tiempo, estar con tus amigos se convierte en el desencadenante, no la acción específica de comer en un restaurante. Ahora, cada vez que estás con amigos, tendrás ganas de tomar una cerveza, incluso si estás en casa. Diferentes señales desarrollan diferentes contextos para cada persona.
Diferentes señales desarrollan diferentes contextos para cada persona.
Tú puedes asociar tu sofá con relajación y ver películas, mientras que otra persona puede ver su sofá como un lugar para leer. Si deseas formar el hábito de leer más, haz que la señal sea obvia mezclando una señal visual con un nuevo contexto.
¿Cómo hago obvia una señal? Bueno, antes de salir para el trabajo, coloca un libro en el encima del sofá. Cuando regreses del trabajo, el libro estará esperándote y con el tiempo, el contexto del sofá se asociará con la lectura.
Tu relación única con los objetos es útil para entrenar a tu cerebro a ver una parte particular de tu entorno en un contexto específico. Para crear mejores hábitos, asegúrate de que cada objeto o espacio esté asociado solo con un contexto. Cuando los contextos se superponen, es más fácil que la acción más fácil se imponga.
Si tienes problemas para dormir pero siempre miras tu teléfono mientras estás acostado en la cama, elimina el contexto de revisar las redes sociales o enviar mensajes de texto en la cama. Usa la cama solo cuando sea hora de dormir.
Al eliminar todas las demás actividades de la cama, crearás una relación entre la cama y el sueño. Cuando te acuestes cada noche, tu cerebro se activará para responder con el sueño.
Siempre es más fácil formar un nuevo hábito en un nuevo entorno porque no estás luchando contra viejos estímulos. Sin embargo, si no puedes cambiar de ambiente, redefine o reorganiza el tuyo para crear diferentes asociaciones. Crea zonas para diferentes comportamientos, como solo comer en la mesa o solo trabajar en tu escritorio.
Cuanto más puedas crear un entorno estable y predecible con señales contextuales claras, más estables y predecibles serán tus comportamientos.
⛔️ Eliminar la señal para romper hábitos
El inverso de la «Primera Ley del Cambio de Comportamiento», hacerlo obvio, es hacerlo invisible. Si deseas dejar un mal hábito, debes eliminar las señales.
A pesar de lo que te han enseñado, la disciplina y el autocontrol no son los aspectos más importantes para formar un hábito. Puedes romper los malos hábitos, pero no los olvidarás ni sus señales. Una vez que un hábito se arraiga en el cerebro, el anhelo que lo desencadena se activará automáticamente cuando la señal resurja.
La fuerza de voluntad es una solución temporal; cambiar tu entorno es una solución a largo plazo. Cuando creas un entorno estable y predecible, se reduce la necesidad de disciplina o fuerza de voluntad.
Si, por ejemplo, te quedas despierto hasta tarde viendo televisión en la cama, retira la televisión del dormitorio.
Reducir la exposición a una mala señal es como cortar el suministro de combustible al motor que impulsa el hábito. Siempre recordarás cómo conducir, pero no podrás encender el auto.
😳 Los malos hábitos pueden ser señales
Los malos hábitos pueden generar señales que desencadenan un comportamiento. El hábito crea una nueva sensación que provoca el mismo anhelo. Esta trampa se conoce como «Anhelo inducido por la Señal».
Cuando te sientes ansioso, fumas un cigarrillo. Fumar te hace preocuparte por tu salud, lo que te hace sentir más ansioso, así que buscas otro cigarrillo.
Te sientes perezoso, así que ves televisión. Ver televisión te hace sentir poco productivo, lo que te hace sentir más perezoso, así que ves más televisión.
Crea un ambiente más positivo para reducir tu vulnerabilidad a este ciclo perjudicial.
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Parte V | James Clear (2018). Hábitos Atómicos: Cambios pequeños, resultados extraordinarios